13 de septiembre de 2011

SI SE EQUIPARASEN AMBOS SEXOS EN EL MERCADO LABORAL, EL PIB SUBIRÍA UN 32%

Carmen Castro: «Si se equiparasen ambos sexos en el mercado laboral, el PIB subiría un 32%»
«En España el trabajo a tiempo parcial está feminizado, y eso no es bueno»

Félix VALLINA

Carmen Castro, economista y experta en políticas europeas de género, defendió ayer en Avilés que la equiparación de las oportunidades entre hombres y mujeres dentro del mercado laboral supondría un incremento del PIB de un 32 por ciento en España y de un 28 por ciento en el conjunto de los países europeos. «Y este estudio no está hecho por una pandilla de feministas, lo presentó en el año 2009 el gobierno de Suecia, una coalición de centro-derecha, durante la conferencia con la que dejaron la presidencia de la Unión Europea», señaló Castro durante la primera de las charlas que se celebraron ayer en el Palacio de Camposagrado con motivo de la XII Escuela Internacional de Verano de UGT Asturias.

Por ese motivo, Carmen Castro abogó por la igualdad entre ambos sexos para luchar contra la crisis. «Una sociedad que impide el acceso al trabajo de mujeres formadas y con altas capacidades está perdiendo por un lado futuros contribuyentes y por el otro está aumentando la bolsa de pobreza que luego va a tener que pagar», aseguró. Y es que para Carmen Castro, ningún país puede presumir de contar con una igualdad total entre hombres y mujeres, aunque hay algunos que sí se acercan a sus ideales. «Probablemente el modelo a imitar sería el de Suecia», afirmó.

Le economista criticó la situación española y puso algunos ejemplos. «En España el trabajo a tiempo parcial está feminizado y eso no es bueno. Mujeres y hombres comparten el mercado laboral, pero nosotras tenemos menos sueldos, pensiones más bajas... Y encima el gobierno se está desentendiendo de aspectos como el cuidado de familiares dependientes porque lo están realizando las mujeres sin cobrar nada por ello ni estar apoyadas por el sistema», subrayo.

Por otro lado, el profesor de Sociología Hans Peter Van den Broek, ofreció una conferencia sobre «Las consecuencias económicas y sociales de la islamofobia en Europa». La charla del economista Alberto del Valle García tuvo que ser aplazada por motivos personales del conferenciante. Las ponencias continuarán hoy con la presencia de Pablo Bustelo, investigador de Asia-Pacífico del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales; Daniel Raventós, presidente de la red Renta Básica y Joan Subirats catedrático de Ciencia Política.

Fuente: http://www.lne.es

EN EL FUTURO, MÁS DESIGUALDAD

Por la experiencia de las crisis pasadas de la misma naturaleza que la actual, como la asiática o incluso la de 1929, sabemos que de éstas se suele salir con retrocesos en los avances en igualdad entre mujeres y hombres conseguidos durante los periodos expansivos.

Prácticamente todas las crisis económicas contemporáneas que hemos conocido disminuyen el tamaño de la economía formal y aumentan el de la informal y sobre todo, el de la economía doméstica y de cuidados. Y por ello se suele salir de ellas con una intensificación del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que, como es bien sabido, realizan sobre todo las mujeres.

En España ya se están percibiendo estos efectos. Por una parte, se desvanecen instituciones y políticas específicas de igualdad o se realizan planes de gasto dirigidos exclusivamente al fomento del empleo en sectores masculinizados. Y, además, las políticas de drásticos recortes de derechos sociales generan desigualdad de rentas que inevitablemente conllevan las que se dan entre mujeres y hombres, amén de un deterioro de nuestra democracia.
La disminución de las rentas familiares hace que muchos bienes y servicios que antes se adquirían en el mercado tengan que satisfacerse ahora en el seno del hogar. Y los recortes de gasto público social van a redundar inevitablemente en un menor consumo en sanidad, educación o servicios sociales que también obliga a proveerlos desde las unidades familiares mediante trabajo no remunerado. 

Pero los estudios que se vienen realizando en la actual crisis muestran que el mucho mayor número de hombres desempleados, incluso en familias en las que las mujeres conservan su empleo remunerado, no está acompañado de un cambio de roles en el interior de la familia, y que, por tanto, esta falta de corresponsabilidad da lugar al aumento de las horas de trabajo femenino dedicado a las tareas domésticas o las de cuidado.
Esta situación es la que históricamente ha constituido, y va a hacerlo de nuevo con renovada fuerza, un freno decisivo a la incorporación de las mujeres a los empleos que requieren más dedicación y atención, es decir, justamente los mejor retribuidos y más valorados socialmente. Y lo que es muy preocupante es que todo parece indicar que no se trata de una circunstancia coyuntural, sino de una tendencia que se desea consolidar, como demuestra la significativa coincidencia de los grandes partidos, las patronales y las autoridades neoliberales a la hora de promocionar el trabajo a tiempo parcial como si de un gran avance se tratara.

Todo esto demuestra que las políticas de igualdad no pueden desarrollarse para que sean flor de un día afortunado, como la guinda de épocas de bonanza y desvinculadas de la política macroeconómica y de la calidad democrática de un país.

Las políticas deflacionistas que anteponen la estabilidad presupuestaria al bienestar de la mayor parte de la población son incompatibles con el desarrollo de políticas de igualdad que vayan más allá de un arreglo cosmético.

Lina Gálvez Muñoz (profesora de Historia e Instituciones Económicas en la Universidad Pablo de Olavide).

Fuente: ELPAIS.com